La agudización de la crisis de desplazamiento forzado en Latinoamérica está impulsando una intensa respuesta de la sociedad civil, que enfrenta grandes retos para realizar su labor de defensa de derechos humanos, entre ellos el de contar con herramientas adecuadas para la gestión de la información. HURIDOCS acompaña a diversas organizaciones defensoras de las personas migrantes y refugiadas en Centroamérica y México, en su proceso de fortalecimiento técnico y metodológico.
El contexto de despalzamiento forzado en la región
Es muy difícil encontrar un país latinoamericano que no esté atravesado por historias de exilio, a lo largo de su pasado o como una realidad todavía presente. Desde mediados del siglo XX, en países sudamericanos como Brasil, Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay se impusieron gobiernos de régimen militar; mientras que en Centroamérica, estallaron guerras civiles en El Salvador, Guatemala y Nicaragua, produciendo entonces los primeros éxodos de población necesitada de protección internacional en el continente. El desplazamiento forzado causado por la injusticia social, emergencias medioambientales, o sobre todo por contextos de violencia política, no ha cesado desde entonces.
Actualmente encontramos un contexto con cifras récord de personas migrantes y refugiadas cruzando Centroamérica y México desde Sudamérica, el Caribe e incluso países extracontinentales. Existen países netamente de origen, como Venezuela, Cuba y Haití, pero también países de tránsito como El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y el propio México, obligan a su población a huir hacia Norteamérica y Europa para poder salvar sus vidas. De acuerdo a estimaciones de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), la región contaba con 21,4 millones de personas en situación de desplazamiento forzado en 2022. Tan solo en Venezuela, 7,24 millones de personas refugiadas y migrantes han abandonado el país.
Fuente: Centro de Derechos Humanos Fray Matías de Córdova.
La región enfrenta una crisis de desplazamiento forzado sin precedentes, agravada por la desoladora respuesta de los Estados en la región, que en el mejor de los casos actúan con dejadez y negligencia ante las necesidades de protección de las personas migrantes y refugiadas. Todavía más cruel es la actitud del gobierno mexicano, que sometido a las políticas de externalización de fronteras de Estados Unidos, cada año reprime con más saña los flujos migratorios y aumenta sus cifras de detención y deportación de personas a sus países de origen, negándoles acceso al procedimiento de reconocimiento de la condición de refugiadas.
Durante el año fiscal 2023, Estados Unidos perpetró casi 3,4 millones de detenciones migratorias, la mayoría de ellas en su frontera sur (2,4 millones). Logró con ello consumar la deportación de 380,000 personas a quienes denegó protección, el 70% de ellas a países latinoamericanos. A su vez y en consonancia con esta política, México también batió sus propios récords: 680,000 detenciones con 280,000 deportaciones consumadas; el 95% hacia Latinoamérica.
Este escenario aboca a cientos de miles de seres humanos anualmente, a tomar rutas clandestinas, cruzar fronteras y recorrer territorios que están plagados de riesgos: autoridades migratorias y cuerpos armados destinados a reprimirlos, junto a grupos criminales que explotan un inmenso negocio ilegal mediante el tráfico, trata y extorsión de personas. El impacto para estas personas es devastador en términos de graves violaciones de derechos humanos. Si ya resulta muy difícil monitorear las vulneraciones perpetradas por los Estados a partir de sus prácticas de detención migratoria y deportación, resulta imposible tomar la medida de cuántas personas sufren explotación, extorsión, secuestro, asesinato o desaparición por parte del crimen organizado. No solo el derecho a circular libremente y el de recibir asilo están en crisis en la región, el conjunto de derechos civiles y sociales no aplica para las personas en contexto de movilidad humana en Latinoamérica.
La respuesta de la sociedad civil
Por otra parte, esta realidad ha empujado a la madurísima sociedad civil organizada en la región a orientar su acción hacia la defensa de los derechos de las personas migrantes y refugiadas.
Inicialmente en México, como país con un intenso origen, tránsito y destino de personas desplazadas, ha ido tejiendo durante décadas multitud de formas de solidaridad y hospitalidad. Si bien todo el territorio mexicano constituye una frontera vertical para impedir la llegada de la población desde el sur hasta Norteamérica, también está sembrado de albergues de acogida, centros de derechos humanos y colectivos que ofrecen acompañamiento desde enfoques jurídicos, psicosociales y humanitarios; y que también ejercen una intensa labor de monitoreo, denuncia e incidencia política. El movimiento social se fue extendiendo a Centroamérica a medida que el contexto lo ameritaba, y actualmente podemos encontrar organizaciones defensoras de personas migrantes y refugiadas en casi todos los países de América Latina.
Este tejido social, solidario y defensor de los derechos humanos, se encuentra frecuentemente desbordado ante la realidad. Los albergues de migrantes en Guatemala y México se han convertido en auténticos campos de refugiados, rebasados de personas que necesitan solicitar asilo; las unidades de ayuda humanitaria no alcanzan a cubrir las necesidades de la población; los equipos jurídicos no pueden abordar todas las injusticias que se comenten en lo relativo al acceso al procedimiento de asilo o a la regularización migratoria. Ante este panorama, cada vez más organizaciones civiles tienen la claridad de que, para responder a los retos actuales, necesitan fortalecer sus procesos de documentación y gestión de la información, dotarse de metodologías sólidas y herramientas apropiadas, y capacitar a sus equipos.
El acompañamiento de HURIDOCS a las organizaciones dedicadas a defensa de personas migrantes
En el año 2021, desde HURIDOCS impulsamos una reorientación de nuestro equipo de Programas, organizando nuestra labor de acompañamiento por regiones. En Latinoamérica, tras una fase de investigación y consultas a personas defensoras, miembros de la sociedad civil y expertas en diversas área de derechos humanos, decidimos orientar nuestros esfuerzos hacia organizaciones dedicadas a determinadas áreas: defensa de personas migrantes y refugiadas; protección a personas defensoras; prevención de la tortura y búsqueda de personas desaparecidas.
Desde entonces hemos tenido la oportunidad de trabajar junto a diversas organizaciones en el área de la movilidad humana, principalmente en México y Centroamérica, de las que hemos aprendido cómo gestionar casos de defensa de personas desplazadas víctimas de derechos humanos y cómo monitorear el contexto migratorio para el ejercicio de la incidencia, y así poder ofrecerles soluciones de gestión de su información, adecuadas a sus necesidades y a sus posicionamientos políticos.
Estos esfuerzos, hasta la fecha se han materializado en la implementación de procesos y herramientas de documentación con las organizaciones Derechos Humanos Integrales en Acción (DHIA) en la frontera norte de México, Un Mundo Una Nación – Albergue La Sagrada Familia en el centro del país, y Voces Mesoamericanas, Centro de Derechos Humanos Fray Matías y La 72 – Hogar Refugio para Personas Migrantes en la frontera sur con Guatemala. También en México, con la Red de Documentación de las Organizaciones Defensoras de Migrantes (REDODEM), donde confluyen 24 organizaciones a lo largo del país. Nuestra oportunidad de abrirnos al conjunto de la región vino de la mano de la Red Franciscana para Migrantes (RFM), donde participan organizaciones de Colombia, Panamá, El Salvador, Honduras, Guatemala, México y Estados Unidos.
Este conjunto de organizaciones reflejan la diversidad del movimiento de solidaridad con las personas migrantes en la región, y ofrecen un panorama muy rico sobre las distintas perspectivas que se pueden abordar para la defensa y el acompañamiento de la población en contexto de desplazamiento forzado y por lo tanto en situación de extrema vulnerabilidad y víctimas de múltiples violaciones de derechos humanos. Esto requiere a su vez, dar soporte a muchas necesidades en materia de gestión de la información que se deriva del trabajo de todos estos equipos.
HURIDOCS utiliza enfoques flexibles para la gestión de proyectos que se adaptan a los requisitos y el perfil de cada uno de nuestros socios. Como primer paso, trabajamos con nuestros socios para identificar el alcance del proyecto y cómo abordará el problema específico que quieren resolver. En segundo lugar, HURIDOCS realiza un análisis de necesidades exhaustivo y profundo para determinar el flujo de trabajo de información actual y desarrollar un nuevo modelo de documentación. El siguiente paso es implementar, probar y perfeccionar un sistema de base de datos personalizado que se base en las fases anteriores. Por último, y muy importante, los equipos están capacitados para utilizar el sistema para documentar y gestionar de forma segura la información relacionada con el caso de uso específico.
La implementación de nuevas formas de documentación mediante este proceso requiere de esfuerzos y compromiso por ambas partes, pero en HURIDOCS entendemos que valen la pena. Las organizaciones se dotan de procedimientos y herramientas eficaces que les permiten dar soporte y coordinar la actividad cotidiana de acompañamiento a las víctimas, monitorear la evolución del contexto en el que trabajan, y acopiarse de datos para el análisis y la toma de decisiones, facilitando también la elaboración de materiales para la comunicación y la incidencia política.
Si bien, en muchas ocasiones desde HURIDOCS acotamos el acompañamiento estrictamente hacia el fortalecimiento del modelo de documentación de la organización, hemos constatado que la experiencia resulta mucho más enriquecedora cuando el proceso está inserto en una reflexión estratégica y una reorientación de su modelo de intervención o defensa de las víctimas.
El caso de Voces Mesoamericanas en México
Voces Mesoamericanas – Acción con Pueblos Migrantes, es una asociación civil que desde el 2011 trabaja desde Chiapas – México, en la promoción del “Buen Vivir y el Buen Migrar” entre las comunidades indígenas de la región de los Altos, que históricamente violentadas y empobrecidas, han migrado a la península del Yucatán, al norte de México a los Estados Unidos. Entre otras acciones, esto supone una intensa labor de defensa de los derechos de las personas que ya están desplazadas, en ámbitos tan diversos como el trabajo digno, la detención migratoria o la búsqueda de personas migrantes desaparecidas.
El Área de Defensa Integral de Voces incorporó herramientas de documentación aportadas por HURIDOCS a su modelo de atención, que agilizan el seguimiento de cada caso y arrojan información sobre la evolución de la situación de las comunidades desplazadas, preservando además los datos a largo plazo y de forma segura.
En palabras de Aldo Ledón, Director de Voces Mesoamericanas:
“Desde hace poco más de dos años tenemos un trabajo de vinculación con la organización HURIDOCS, específicamente para la incorporación del sistema Uwazi a nuestros procesos de documentación de casos. Nuestra organización trabaja principalmente con violaciones a derechos humanos de personas en movilidad humana.
Creo que una de las principales ventajas que Uwazi ha dado es poder darle un orden directo a nuestro proceso de documentación, es decir, tenemos información que se está usando, es visible y está generando estadísticas, principalmente.
Otra cosa interesantísima ha sido el uso de los mapas interactivos que va generando Uwazi, porque esto da una lectura distinta a entender solamente estadísticas y números, sino que permite reflejar y dimensionar desde un nivel geopolítico los impactos de las violencias en diversos territorios y con diversas dinámicas.
Consideramos también que este sistema, principalmente de la mano de las personas que componen el equipo de HURIDOCS, nos ha permitido mejorar y profesionalizar nuestros procesos de documentación, siempre con vistas a aspirar a un ejercicio real de justicia en México.
Agradecemos mucho el acompañamiento que HURIDOCS nos ha dado de manera puntual, siempre con un nivel de formación y acompañamiento muy pedagógico además de cercano, y de ser un acompañamiento que está adecuado a los contextos diversos que tenemos en el estado de Chiapas, así como culturales, que ha permitido una apropiación relativamente sencilla de este programa.
Tenemos en puerta algunos informes que queremos ir generando sobre las dinámicas migratorias en nuestra región, las violaciones de derechos humanos y los procesos de acceso a la justicia. Así que esperamos que este programa nos vaya dando resultados, aunque sin duda ya los ha dado desde una lógica de poder ordenar nuestra información, poder generar esta base documental adecuada, una base documental segura y además siempre con el resguardo de seguridad, por los temas tan delicados y por la complicada labor que implica la defensa de los derechos humanos en México, siempre con ese respaldo de HURIDOCS y de todas las personas que conforman esta organización, y al igual con un sistema que es amable, un sistema práctico y funcional para las organizaciones civiles.”
Mirando hacia el futuro: Moldeando la documentación de derechos humanos en un panorama cambiante
Las organizaciones sociales, organismos internacionales, y hasta los propios Estados y sus órganos multilaterales identifican y reconocen que la crisis de desplazamiento forzado se va a agudizar en los próximos años, puesto que sus causas estructurales, -la criminalidad, la violencia política, la corrupción e impunidad, la violencia de género, el empobrecimiento de las clases campesinas y trabajadoras urbanas- no solo no amainan, si no que aparecen nuevos focos: más países con derivas autoritarias o desatados en modelos económicos neoliberales, un crimen organizado que opera a nivel transnacional, y el irreversible cambio climático.
La tendencia en la respuesta de los Estados de tránsito y destino de personas migrantes y refugiadas es clara: endurecer sus políticas de gestión migratoria, sus cauces para el acceso a la protección internacional, y aumentar los recursos económicos, tecnológicos y humanos destinados al control fronterizo y la represión de la migración. Esta combinación nos avoca a una crisis de derechos humanos inusitada, con focos de emergencias humanitarias cada vez más intensos y frecuentes.
La fuerza de las personas para salvar su vida y la de sus familias, y cruzar para ello todas las fronteras que sean necesarias no va a cesar, como tampoco cesará la convicción de la sociedad civil organizada que acoge y acompaña a todo este éxodo de seres humanos. El movimiento de solidaridad y hospitalidad con las personas migrantes y refugiadas, reconoce que para poder seguir afrontando este contexto, necesita fortalecerse en muy diversos ámbitos técnicos y políticos; uno de ellos es la adopción de procesos eficaces de documentación en Derechos Humanos.
En HURIDOCS, aspiramos a formar parte de este movimiento de defensa, aportando nuestro trabajo y apoyando a las organizaciones y colectivos que afrontan cada día esta labor interminable, tanto en Latinoamérica como en otras regiones del mundo que igualmente son golpeadas por la injusticia.
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